jueves, 19 de diciembre de 2013

Con el Circote al Calasanz de Valencia


Al llegar, después de un largo viaje, nos aseamos y nos dispusimos a dormir en el gimnasio del Colegio Calasanz (gran noticia… algún día deberíamos pensar hacer la “Guía Santiaguera de Gimnasios-Cama”… que si cuello hacia un lado que si hacia el otro… pero esa es otra historia).

A las ocho de la mañana del sábado empezó el gran día, había mucho que hacer y nos pusimos manos a la obra para que todo saliera bien. Pasamos la mañana, por un lado, entretenid@s haciendo deporte con chaval@s de Taleia (ADSIS) y, por otro, poniendo a punto el escenario, luces, equipo de sonido, materiales para la función y sacando el vestuario… los nervios ya estaban flotando en el ambiente pero se cocía algo bueno… y tanto, porque al ir a comer, nos encontramos con una sensacional paella valenciana.


Damas y Caballeros, niños y niñas… nos esperaba una larga tarde con dos actuaciones de por medio, por lo que la tensión, en definitiva, la acción, empezó a hacerse notar. De verdad.

 A las cuatro de la tarde:

- ¡Corre píntame!
- ¡¿Dónde está mi traje!?
- ¡¡Estoy nervios@!!
- ¡Vamos, vamos!

Tod@s gritando, corriendo, con la risa alterada por la llegada inminente del momento de la actuación.
El compañerismo estuvo a tope y eso benefició un montón, tanto para l@s maquillador@s como para l@s artistas. Con una sonrisa actuamos y salió bien, pero a pesar de todo nos pusimos de acuerdo en superarnos en la siguiente actuación.

Tras un pequeño descanso en el que comimos algo, nos pusimos a preparar la segunda actuación: de nuevo a maquillarse otra vez, cambiarse de vestuario y demás… ¡Una locura!

Llegan las siete, un poco cansad@s pero con muchas  ganas y entusiasmo salimos al escenario. Esta segunda actuación fue increíble, probablemente debido a la motivación que l@s espectador@s nos transmitieron en todo momento.

Al terminar la actuación y salir fuera, mientras íbamos recogiendo toda nuestra parafernalia, lo que mejor nos hizo sentir fue la cara de l@s niñ@s, la cara de asombro y de felicidad. Preguntando cosas como :

- ¿Y tú? ¿No te has roto nunca nada?
- ¿Pero siempre vas pegado a los zancos?
- ¿Pancho Panza vive con todos esos Circotes?

La verdad sea dicha, tod@s  acabamos cansadísim@s pero no nos importó nada… Entre risas y buen tiempo Valencia nos queda en el recuerdo por lo que vivimos allí, un viaje increíble en el que “l@s santiaguer@s“ sentimos que debíamos darlo todo... demostramos a la gente que somos capaces de sacar sonrisas e impresionar con nuestras habilidades.

Esperamos que estas actuaciones no sean las últimas, sino las primeras de muchas otras por venir… mirad, mirad como lo cuentan las fotografías…


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